martes, 23 de junio de 2015

Cantar desde el alma

Mar, mar, y mar. Todo el mundo debiera conocer el mar, cualquier mar, sólo mar. Si una materia del colegio fuese sentarse durante un rato contemplando una gran masa de agua (porque para los que viven lejos de los bordes de su continente puede ser un rio o lago), las almas de las personas egresadas de esos colegios estarían mucho más limpias. Qué extraño cómo, habiendo ido a un colegio religioso, nunca me enseñaron a contemplar y maravillarme. Tal vez hasta lo contrario hayan querido transmitirnos. No importa. Total agradecimiento a todo lo que me llevó a este momento, incluyendo mi educación.

Mar, mar y mar. Conversando con algún francés de turno en el hostel (ya perdí la cuenta de los nombres), él me decía que amaba cantar, que no lo hacía en público porque no le parecía que tenía una voz fantástica, pero sentía que cantar lo conectaba con su alma y con alguna fuerza externa y poderosa, y lo limpiaba; que siempre se sentía mejor luego de cantar. Le conté que a veces el estar preocupada por hacer dinero con la música (porque no es todo pasión y fluidez, vivir de la música), me olvidé de cómo era esa sensación, y entonces cantar se me pierde un poco. Me dijo que tal vez debiera hacer eso, para no perder el disfrute. Acto seguido, fui a mi cuarto y empecé a cantar desde el alma. Qué bien que se sintió volver...

Mar, mar, mar... Me encontré con Luz en el Parque del Amor, Miraflores, Lima, y le tomé esta fotografía:



Como sintetizando la perfección, la profundidad de la vida y el abrazo del sol.

Gracias, gracias, gracias...

posted from Bloggeroid

lunes, 22 de junio de 2015

Parque central de Miraflores y los gatitos

Me dijeron que fuera, no sé bien por qué, porque era la plaza central tal vez, porque muchos negocios, bueno, algún día iré, dije, tal vez nunca, pensé. Y así es que estaba cantando en un bus (me suelo subir a cualquiera que esté lleno pero no tan lleno, y luego veo cómo volver), y al bajar, el chofer grita "¡¡Parque Kennedy!!", digo, ah ya, recorreré un poco. Entro, y me encuentro con un gatito sentado con forma de pollo en la entrada. Estaba con los ojos cerrados, con esa energía que me fascina de los gatos, como si estuviesen disfrutando con la mayor plenitud de su simple existencia. Me acordé de mi gata Emma, es experta en ello.

Seguí caminando y me encontré con más gatos, luego más y luego estaban en todas partes, gatos hermosos y limpios, la mayoría tenían una manchita violeta, como hecha con aerosol en el lomo. Esto es Miraflores, un distrito donde todo está limpio y cuidado (y donde, para desgracia de algunos, el espacio público no es de uso libre, entonces no se puede cantar ni bailar ni hacer nada artístico en la calle sin que vengan a "botarte"). El parque central de Miraflores tiene sus terapeutas naturales. La gente se sienta, a descansar, conversar, escuchar música, y si los gatitos así lo sienten, se acercan a algunas personas y se dejan mimar, se acuestan en el regazo de la gente y derriten corazones.








Qué decirles, me senté a ver todo ese espectáculo, ningún gatito vino a sentarse conmigo, tal vez porque en parte no quería arriesgarme a contagiarme algo estando lejos de casa, tal vez porque no lo necesitaba. ¿Quién sabe? Sólo sé que es la mejor idea que podría habérseme ocurrido para un parque central, mucho mejor que las ya trilladas palomas, aunque me intriga saber dónde harán sus necesidades tantos gatos y quién las limpiará (porque este lugar era impecable). No importa, Euge turista está feliz. Pero ya sabe, señora, a dónde no ir si es usted alérgica.




posted from Bloggeroid

jueves, 18 de junio de 2015

Piip.

La gente aquí ama tocar bocina. Creo que en Buenos Aires, la bocina suele tener los siguientes usos:

0. Eeeeeeeee cuidadoooo que te piso!
1. Hay un embotellamiento y quiero salir de acá
2. Arrancá que ya se puso verde la luz
3. Soy un baboso y estás re buena
4. Metió un gol y/o ganó mi equipo de fútbol o país


Pues, aquí en Lima, las bocinas se pueden usar en estos contextos:

0. Todas las anteriores
1. Soy un taxi y quiero llevarte
2. No soy un taxi y me pareces muy bonita
3. No soy un taxi ni tampoco me pareces bonita, sólo se me dio por tocar bocina
4. Me encaaaanta tocar la bocina!!!


Extraño.

Relato paso a paso de mi miércoles

Seguimos conociendo Lima y conociéndonos a través de las experiencias que nos trae. Ser extranjera es una experiencia nueva, ser viajera y todo lo que a veces pienso que debería implicar también.

Me estuve quedando en un hostel llamado Mochileros, un lugar con buenas camas, la habitación que pagué tiene un baño aparte para los 5 que usamos este cuarto y es todo muy limpio, muy chévere, a excepción de la televisión gigante que está encendida las 24 horas y a nadie parece molestarle, a todos les gusta, incluso. Primer señal de que soy bien rara, incluso hasta en la comunidad de gente que viaja.

Anteayer fui a visitar a mi amiga Luz, que también se está quedando en Lima unas semanas más, y me quedé a dormir en donde ella se hospeda, la casa de una amiga de una amiga que tiene una hamaca paraguaya donde me dejó quedarme. Dormí en la hamaca, fue una experiencia extraña, me sentí comodísima aunque un poco incómoda a la vez. Desperté con la luz del sol, y Luz preparó un té con jengibre, canela, cúrcuma (aquí viene no en polvo sino el fruto original), y ajo. Decidí agregarle sal y lo convertí en un delicioso caldo que desayuné mientras planeábamos nuestro día. Luego fuimos a desayunar nuevamente a un barcito cercano un jugo de piña y papaya (yo uno que además tenía banana y otras cosas), y un sanguche de palta (aquí se escribe sanguche, no existe el término sandwich, lo cual me parece mucho más sincero con el idioma de uno). Luego regresé al hostel, fui a cantar en buses con el ukelele, mi gorrita negra que me regaló mi hermana y gané lo suficiente para el hostel, pero no podía seguir pues Luz me esperaba para continuar nuestro día. Fuimos a almorzar, ya cerca de las 5pm, con lo cual la mayoría de los lugares estaban cerrados, y buscamos algún lugar vegetariano, ella anotó las direcciones de lo que encontró en internet. "Hoy me voy a tratar como a una reina" dijo ella, y se lo merecía, luego de haber pasado días muy movidos. Todos los restaurantes vegetarianos estaban naturalmente cerrados, y almorzamos en uno que encontramos abierto, un ristorante italiano; unas pastas y un risoto. Luego fuimos a otro restaurante vegetariano y orgánico porque Luz quería una ensalada (esto fue un par de horas después, pero ya lo llamamos cena). No había ensalada, con lo cual nos pusimos a husmear las cosas dulces, y el dueño del restaurante se nos puso a hablar de su vida, productos orgánicos, cómo puso en funcionamiento su emprendimiento, y nos invitó a unas galletas de lavanda, que estaban deliciosas. Nos dijo (y se notaba) que no tienen harina, sino que él tiene un molino pequeño que le regalaron unos amigos que son dueños de Hausbrot, y junto con él participaban de proyectos de enseñanza Waldorf, y compra trigo orgánico y lo muele en su molino. Se notaba, la galleta era deliciosa, y en un momento saqué de mi boca un pedacito de trigo más grande.

Luego de compartir un strudel de manzana orgánico (oh, sí, fuimos reinas y con todo), Luz volvió a su lugar y yo al hostel, donde me quedé tomando agua en la sala común, sintiéndome muy feliz y plena de todo lo que estaba aconteciéndome. Respiraba. He estado yendo a meditar y hacer yoga frente al imponente mar verde todos los días, y leyendo un libro que habla acerca del tantra y la meditación que está aportando en grande a mi plenitud del momento. Estaba allí, sentada, y se sentó conmigo un muchacho de Colombia (no estoy 100% segura ahora que lo pienso si es de allí), me invitó a tomar una cerveza, le dije que no, gracias. Me quedé meditando con ojos abiertos mientras hablaba con él, es decir, observaba todo el movimiento interno que me generaba todo: la tele, los sonidos de la gente, los adornos, la luz... Todo eso tenía un efecto en mí que observaba como si fuese una danza en mi cuerpo.

A decir verdad, también juzgué que el chico tal vez sólo quería levantarme y yo no tenía ganas, entonces me mantuve algo indiferente. En un momento, vi cómo estaba arrancando la etiqueta de su porrón de cerveza, y le pregunté por qué estaba nervioso. Y ahí de pronto, abrió él su corazón y comenzó a contarme una historia de su familia que lo estaba teniendo triste. Lo escuché y me sentí agradecida de poder estar acompañándolo, de descubrir algo más que el "¿Cómo estás? Todo bien" en una persona que recién conocía. Pudo expresar lo que sentía y luego lo abracé y salió a caminar. Me quedé sentada en el mismo lugar, tomando el vaso de agua, y aparecieron dos chicas rosarinas que cenaron y me preguntaron si iba a Bizarro, un boliche al que irían todos los del hostel, entrada gratis y barra libre. Me sentía muy sensible como para ese plan, pero con mucha energía que gastar, así que fui, bailé y bailé y me aturdió la música en seguida, así que volví al hostel mucho antes que todos. Me acosté a la 1, y hoy me desperté a las 7.30 hs, fui a la playa y escribí esto en papel. Hice yoga, medité, ya tengo mi lugarcito especial para hacerlo, cerca de un acantilado donde se oyen las olas y se ve todo. Fui al mercado a comprar víveres, ya estoy aprendiendo la tonada peruana lo suficiente como para que no me consideren extranjera y me cobren demás (eso sucede, pocas cosas tienen los precios escritos, es según la cara, se puede regatear pero aún no me animo). Luego volví, desayuné tostadas con palta y bananas muy pequeñas, agua, y aquí estoy, escribiendo esto. Para más novedades, quédese tuneado!

Saluditos!

domingo, 14 de junio de 2015

Enamorada de Lima

Hoy salté a la pileta: el miedo que tenía de hacerlo era sobrehumano, tanto así que dejé pasar muuuchos colectivos hasta que me dije: vas a hacer esto cueste lo que cueste, y no me voy a mover de aquí hasta que lo hagas. Porque, sí, en cierto momento quise volver corriendo al hostel, quedarme en el cuarto y no salir más. Pero sabía que eso no sucedería, ya estaba jugada a por esto.

Los colectivos peruanos son muy diferentes de los argentinos. Hay tres tipos: los grandes, que son como los colectivos normales, los medianos que son pequeños autobuses, y las combis, que son bien pequeñas. No existe un mapa de recorrido de cada bondi, será tal vez objeto de conocimiento sólo para los habitantes limeños. Pero en cada colectivo suele haber, además del conductor (o conductora, no es tan raro encontrarlas), una persona que a veces viaja asomada por la ventana gritando las calles por las que pasará el vehículo, incitando a la gente a que suba rápido si quiere subir. Una vez dentro, el señor o señora anteriormente mencionada cobra los viajes de los pasajeros, que pueden pagar en billetes o monedas.

En un momento, un señor que decía los destinos del colectivo me dijo que subiera con señas. Le pregunté si podía cantar, asintió sutilmente (esto harían todos los que trabajan así, asienten como por compromiso, sin muchas ganas). Subí y vi a toda la gente, y no pude. Me aterrorizó. Mi miedo pasaba por ser diferente. En Buenos Aires, aunque nunca me haya dado cuenta, siempre sentí cierta pertenencia. Me daba cuenta en ese momento, cuando mis rasgos, mis costumbres y mi color de piel eran tan "gringos", sin saber si ese era el caso, ya me sentí algo despreciada por ello. Con esos fantasmas dando vuelta alrededor de mi cabeza, le dije al señor, "mejor me bajo". Me miró con curiosidad y me bajé.

Uf! Ahora sí, tengo que hacerlo, es sólo hacerlo, pegar el salto, el resto es ver qué pasa, qué tan grave puede ser, ya conocí gente que lo hizo y lo hace, qué tanta alharaca. Entonces, me subí a otro. "¿Puedo cantar?", gesto resignado de que suba, gente indiferente, y bien diferente a mí y entre sí. Me presenté, les dije que quería compartirles una canción de mi tierra natal, Argentina, y canté Carito, mi caballito de batalla con el ukelele. Terminé e hice un pedazo de La Luz del Carnaval, canción que escribí hace años.con mi entonces compañero musical Marcos. No hubo aplausos y las sonrisas escasearon, pero, a decir verdad, yo estaba feliz: me gustó cómo había sonado, y sé que a muchos de ellos también aunque no me lo estuviesen demostrando. A continuación pasé a pedir colaboración y fue sorprendente: la mayoría de las personas pusieron dinero en la gorra. Mi intuición estaba confirmada, les había gustado, sólo estaban tímidos.

Bajé feliz, hice dos más con resultados similares (a veces un aplauso tímido, algunas sonrisas, un "cantas muy bonito"...). Luego de bajarme del tercero, contaba mis monedas mientras que un chico me saludó. Le dije que espere a que terminara de contar, me esperó, y cuando terminé se me puso a charlar. Nacido y criado en Lima, estudiaba marketing y le gustaba andar en skate y conocer gente espontáneamente, como lo estaba haciendo conmigo. Me contó acerca de un hostel llamado Mochileros, que sale la mitad del hostel en el que me estoy quedando, y fuimos a verlo. Allí me recibió gente muy cálida que estaba desayunando y me ofrecieron desayuno. Dije no, gracias, ya había desayunado. Uno de ellos, cordobés, está también cantando en colectivos diariamente, y su música ha sido su medio de transporte desde que salió de Córdoba a recorrer el continente. También estaban otras personas en la mesa que de a poco se fueron sumando. An, de Colombia, Isaac, de norecuerdodonde con una madre latinoamericana y un padre de Irán. Connie, de Irlanda, y más gente que no recuerdo. Si bien el hostel en el que estoy ahora es mucho más cómodo y lindo, creo que allí el ambiente era en general más amistoso. Hoy iré a ver si puedo pasarme allí, chequeo la disponibilidad y voy.

Ah, los colectivos? Después de conocer a esos chicos que me invitaron a que me quedara y que fuera a la noche a la plaza que tienen en frente, cantarían, fui a hacer un colectivo más.

Lo que hice en total me alcanzó para cubrir la noche en este hostel, mas 10 soles con lo cual se puede comer muy tranquilamente. Y disfruté mucho de cantar y ser bien recibida. Podría decirse que la operación fue todo un éxito!

Luego fui de regreso al hostel, me bañé y salí a comprar bananas y me senté a mirar el mar. Nadie me dijo jamás que Lima (al menos Miraflores) es un lugar tan hermoso. Realmente te quita el aliento, el mar verde y el malecón (paseo al costado del mar), es como Mar del Plata pero más lindo. Por supuesto que hay otras partes de Lima que no deben ser tan lindas, pero donde estoy es una obra de arte constante.








(Creo que las imágenes no le hacen justicia, y es cierto que está siempre nublado, pero cuando te acostumbrás... Te enamorás!)

Saludos!

viernes, 12 de junio de 2015

¡Hola! Les escribo luego de mi primer día completo en Lima. Anochece y miro por la ventana del hostel, un lugar maravilloso donde me han hospedado bien y ya empecé a conocer gente grandiosa.

El conductor del taxi que me trajo ayer a la noche aquí me recibió como un padre, me dijo cuáles eran las zonas más seguras de Lima y cuáles las zonas a evitar, escuchó mi historia con interés y poco entendimiento, y me saludó pidiéndome que me cuide.

Apenas llegué al hostel, me encontré con dos canadienses con quienes nos pusimos a charlar de la vida, jugar al pool, y dormir. Son geólogos que vienen a Perú a buscar plutonio, más luego irán a mi país a buscar plata. Les dije que tuvieran cuidado con lo que hacían en mi país. Ahora que se los dije, van a tenerlo.

Al día siguiente desayuné en el hostel con la gente y abrí el frasco de Nutella que me regaló mi amiga Jesi. ¡Delicioso!






Luego, me encontré con mi amiga Luz en el Parque del Amor, un espacio verde con el monumento más hermoso que he visto jamás.









Simplemente maravilloso.

Con Luz pasamos el día charlando sin cesar, me enseñó las frutas del país en un supermercado muy bello (pero en el que no compramos nada porque era, según ella, mucho más caro que en los mercados, a los cuales iremos en estos días a probar todas las frutas exóticas para mí.

Luego, volvimos al hostel y leche de almendras de por medio, seguimos compartiendo risas y lágrimas. Meditamos en el cuarto durante media hora y la acompañé a que tomara su bondi. Los transportes aquí son confusos, hay que preguntar adónde va cada uno una vez que llegan, y el azar dirá si el conductor dice que sí o que no. Las guías T no existen aquí.

Llegué de regreso al hostel caminando por las calles bellísimas de Miraflores. Este barrio abunda en flores y, si bien no hay casas muy ostentosas, todo tiene un aire de orden, como si fuese Londres.

Mañana me subiré a un colectivo a cantar, les diré luego cómo me fue. Y a la noche de mañana, Barranco, el barrio bohemio y romántico de Lima. ¡Ya veremos! Hasta ahora Lima me recibe con brazos abiertos y el viaje está acomodádose de a poco en mí.






jueves, 11 de junio de 2015

Mi primer experiencia de viaje: hotel 4 estrellas en Buenos Aires.

Por un atraso en mi vuelo a Perú, terminé durmiendo, desayunando y almorzando en un hotel en el centro mismo de Buenos Aires; tal vez para despedirme de la vida lujosa y cosmopolita de mi ciudad, o tal vez es esta la forma del Universo de decirme: andá acostumbrándote a esto... Quién sabe.



La cuestión es que me llevaron a un lugar lleno de cristales, adornos, espejos y rincones acolchonados, y sobretodo, mucha, pero mucha, comida. Así fue que desayuné leche chocolatada con cereales, con melón, con una medialuna, con café con leche con tostadas con dulce de leche (y me apena decir que estaría omitiendo ciertos detalles). Qué puedo decir, no logro controlarme ante el llamado de buffet libre...



Espero que las aerolíneas se equivoquen más seguido! Fue una hermosa experiencia.

Ahora, a conocer lo que vine a conocer! A Lima se ha dicho!

Antes del viaje

Hola a todos, mi nombre es María Eugenia Romero, y estoy escribiendo este blog porque estoy por emprender un viaje. En unas horas salgo al aeropuerto y me dirijo a Lima, Perú, mi primer destino de tantos que me esperan estos próximos meses.
Hago este viaje por motivos que aun no sé decir, y no sé si podré. A lo largo de este blog lo irán sabiendo (o no).

Al menos sé que lo que siento ahora es profunda emoción, agradecimiento a mis padres que me apoyaron (muy a sus pesares y con todo motivo) en esta decisión. Gracias también a quienes me dieron sus palabras, su apoyo de todo tipo, me sentí rodeada de amor este último tiempo.

¡A víajar!